Ya comentamos en Post anteriores que problemas de lubricación debido a prácticas de mantenimiento deficientes o falta de control de contaminación no pueden ser resueltos a través del uso de aceites de mayor calidad. Pensar que seleccionando un lubricante diferente va a corregir la desatención a las condiciones del lubricante o un respirador o filtro inadecuado, en forma mágica, es fundamentalmente erróneo.
Buena lubricación requiere conocimiento, iniciativa y persistencia. Es proactiva, no reactiva y ciertamente no es pasiva. No se puede comprar una buena lubricación, al igual que no puede utilizarse dinero para controlar una cultura de mal mantenimiento.
Jim Fitch, en la revista “Machinery Lubrication”, mayo 2003 publica “The Difference Between Good Lubrication and Good Lubricants” (en ingles) que me parece muy importante tener en cuenta.
La diferencia entre una buena lubricación y un buen lubricante
Como para la mayoría de las profesiones la excelencia en el campo lubricación es una especialidad que toma tiempo en educación y años de experiencia para conquistarla.
Las empresas con frecuencia contratan profesionales con capacidades especializadas (computación, finanzas, marketing, etc.), pero en general no hacen lo mismo cuando deciden reclutar personal a cargo del departamento de lubricación.
No conozco universidades en Norteamérica con programas de ingeniería en lubricación. No falta imaginación para entender porque la excelencia en lubricación es tan rara. ¿Se ve una oportunidad aquí?
Faltando conocimiento real en lubricación, las empresas aun tienen que tomar decisiones sobre lubricación. Muchas veces las decisiones parecen simples en la superficie, pero debajo de ésta están plagadas de problemas que pueden costar mucho. Muchas empresas son inducidas a hacer malas decisiones por presiones impuestas de vendedores ambiciosos o de directivos de la gerencia para reducir costos.
Como ejemplo, los que tienen conocimiento de lubricación saben que ahorrando dinero por comprar aceite barato es casi siempre una economía falsa. El otro extremo de comprar un aceite de calidad para corregir una mala lubricación, es también una economía falsa.
Infortunadamente, muchas empresas fallan en la decisión importante de distinguir entre buenos lubricantes y buena lubricación. Pero es ésta la distinción que define si estamos en el camino o no a la excelencia en lubricación.
Buena lubricación requiere conocimiento, iniciativa y persistencia. Es proactiva, no reactiva y ciertamente no es pasiva. No se puede comprar una buena lubricación, al igual que no puede utilizarse dinero para controlar una cultura de mal mantenimiento.
Lubricantes de alta ciencia y calidad, a cualquier precio, no pueden compensar por sí mismo la falta de conocimiento del personal de mantenimiento, en cuanto, conque frecuencia y por cual método. Nadie nace con este conocimiento.
El comprar buenos lubricantes solo requiere dinero. Alinear el tipo y la calidad de los lubricantes a la necesidad de confiabilidad de maquinaria es una ciencia, no es una función de compras. Pero la ciencia de buena lubricación va mucho más lejos que la selección óptima de lubricantes.
También es una tarea de vigilancia. Es el constante cuidado de detalles. Es mejoramiento y aprendizaje continuo. Su moneda es confiabilidad al menor costo. Optimiza, no maximiza. Es empujado por medición y utiliza análisis de aceite para tomar decisiones basadas en la evaluación de riesgos.
Una mala lubricación recorta profundamente las utilidades operativas. Arriesga una perdida de producción, amarra recursos valiosos y en algunos casos peligra la vida humana. Los que no entiendan las causas de una mala lubricación son condenados a repetirlas. En cambio, desarrollar una cultura que incentive al aprendizaje y un deseo sólido para alcanzar la excelencia en lubricación. Aunque es rara…es alcanzable.
Otros artículos de Jim Fitch y informaciones sobre lubricación (en inglés) se encuentran en la página Web de Machinery Lubrication Magazine: http://www.machinerylubrication.com/
Buena lubricación requiere conocimiento, iniciativa y persistencia. Es proactiva, no reactiva y ciertamente no es pasiva. No se puede comprar una buena lubricación, al igual que no puede utilizarse dinero para controlar una cultura de mal mantenimiento.
Jim Fitch, en la revista “Machinery Lubrication”, mayo 2003 publica “The Difference Between Good Lubrication and Good Lubricants” (en ingles) que me parece muy importante tener en cuenta.
La diferencia entre una buena lubricación y un buen lubricante
Como para la mayoría de las profesiones la excelencia en el campo lubricación es una especialidad que toma tiempo en educación y años de experiencia para conquistarla.
Las empresas con frecuencia contratan profesionales con capacidades especializadas (computación, finanzas, marketing, etc.), pero en general no hacen lo mismo cuando deciden reclutar personal a cargo del departamento de lubricación.
No conozco universidades en Norteamérica con programas de ingeniería en lubricación. No falta imaginación para entender porque la excelencia en lubricación es tan rara. ¿Se ve una oportunidad aquí?
Faltando conocimiento real en lubricación, las empresas aun tienen que tomar decisiones sobre lubricación. Muchas veces las decisiones parecen simples en la superficie, pero debajo de ésta están plagadas de problemas que pueden costar mucho. Muchas empresas son inducidas a hacer malas decisiones por presiones impuestas de vendedores ambiciosos o de directivos de la gerencia para reducir costos.
Como ejemplo, los que tienen conocimiento de lubricación saben que ahorrando dinero por comprar aceite barato es casi siempre una economía falsa. El otro extremo de comprar un aceite de calidad para corregir una mala lubricación, es también una economía falsa.
Infortunadamente, muchas empresas fallan en la decisión importante de distinguir entre buenos lubricantes y buena lubricación. Pero es ésta la distinción que define si estamos en el camino o no a la excelencia en lubricación.
Buena lubricación requiere conocimiento, iniciativa y persistencia. Es proactiva, no reactiva y ciertamente no es pasiva. No se puede comprar una buena lubricación, al igual que no puede utilizarse dinero para controlar una cultura de mal mantenimiento.
Lubricantes de alta ciencia y calidad, a cualquier precio, no pueden compensar por sí mismo la falta de conocimiento del personal de mantenimiento, en cuanto, conque frecuencia y por cual método. Nadie nace con este conocimiento.
El comprar buenos lubricantes solo requiere dinero. Alinear el tipo y la calidad de los lubricantes a la necesidad de confiabilidad de maquinaria es una ciencia, no es una función de compras. Pero la ciencia de buena lubricación va mucho más lejos que la selección óptima de lubricantes.
También es una tarea de vigilancia. Es el constante cuidado de detalles. Es mejoramiento y aprendizaje continuo. Su moneda es confiabilidad al menor costo. Optimiza, no maximiza. Es empujado por medición y utiliza análisis de aceite para tomar decisiones basadas en la evaluación de riesgos.
Una mala lubricación recorta profundamente las utilidades operativas. Arriesga una perdida de producción, amarra recursos valiosos y en algunos casos peligra la vida humana. Los que no entiendan las causas de una mala lubricación son condenados a repetirlas. En cambio, desarrollar una cultura que incentive al aprendizaje y un deseo sólido para alcanzar la excelencia en lubricación. Aunque es rara…es alcanzable.
Otros artículos de Jim Fitch y informaciones sobre lubricación (en inglés) se encuentran en la página Web de Machinery Lubrication Magazine: http://www.machinerylubrication.com/
Norberto Sánchez
Técnico Constructor Naval
Jefe de Máquinas
Técnico Constructor Naval
Jefe de Máquinas
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