El consumo de combustible es el porcentaje más elevado de los costes operativos en buques y cuando hablamos de ahorro en el consumo de combustible, en realidad, estamos hablando de ahorro de dinero y además, en los últimos años, en cumplir con reglamentaciones destinada a disminuir los problemas ambientales de los gases emitidos a la atmósfera.
El costo del combustible vs. El costo de operación
Antes del año 1973, cuando se produce la llamada crisis del petróleo, el combustible representaba típicamente menos del 30% de los gastos de operación de un motor. Hoy, este porcentaje representa a menudo entre el 60 y el 90% y los armadores están conscientes del costo del combustible y de la forma en que afecta su operación. Tampoco existían las reglamentaciones de la OMI en referencia a emisiones.
Se tiene que hacer una aclaración sobre la diferencia entre el consumo de combustible calculado en el proyecto de construcción y el que podemos utilizar todos los días en la práctica, para optimizar la velocidad del buque y reducir al máximo el consumo, en relación con la parte operativa del mismo.
Hoy quisiera referirme a esta última y también tendremos que hacer una aclaración, una cosa es referirse a cálculos teóricos calculados con una extensa serie de supuestos y que es sólo estimativo y otra muy distinta es dotar a la embarcación de una herramienta para poder medir de forma precisa el consumo. Y a partir de ahí actuar en la optimización y reducción del consumo.
Algunos de los datos que se tienen en cuenta en los cálculos teóricos son:
Estado y desplazamiento del buque: buque nuevo, casco sucio o limpio, plena carga
Condición del tiempo y estado del mar
Poder calorífico y Densidad del combustible
Perfil operativo del buque
Es obvio que una especificación incompleta de estos valores puede conducir a diferencias en los cálculos.
Si personas diferentes hacen el cálculo del consumo de combustible para un buque dado, en el caso de no disponer de una completa información, llegarán a distintos resultados.
Una fuente de reducción puede ser, por ejemplo, el disminuir la velocidad de la embarcación.
Los Capitanes pueden optimizar el consumo ajustando la carga del motor hasta conseguir trabajar de la forma lo más eficiente posible, pero para ello debemos conocer el consumo para decidir qué velocidad nos es más conveniente en cada momento.
En el caso de buques de pesca, pueden considerarse situaciones como poder comparar el nivel de capturas en arrastre con diferentes artes de pesca, y el consumo que ha significado cada caso.
También puede darse el caso, en la captura, de llegar al banco a máxima velocidad, y por supuesto, a máximo consumo. Un pequeño ajuste en la velocidad puede significar un ahorro importante.
Para conseguir ahorros que mejoren la competitividad, es imprescindible saber en cada momento, en qué y cómo se gasta el combustible. Este ahorro reducirá los costes de explotación.
Existen posibilidades ciertas de ahorrar en el consumo de combustibles. Pero para poder tomar decisiones acertadas en cuanto a ahorro, primero debe realizarse una medición precisa de dicho consumo. De hecho, la medida de consumo será la herramienta que nos llevará al ahorro.
El costo del combustible vs. El costo de operación
Antes del año 1973, cuando se produce la llamada crisis del petróleo, el combustible representaba típicamente menos del 30% de los gastos de operación de un motor. Hoy, este porcentaje representa a menudo entre el 60 y el 90% y los armadores están conscientes del costo del combustible y de la forma en que afecta su operación. Tampoco existían las reglamentaciones de la OMI en referencia a emisiones.
Se tiene que hacer una aclaración sobre la diferencia entre el consumo de combustible calculado en el proyecto de construcción y el que podemos utilizar todos los días en la práctica, para optimizar la velocidad del buque y reducir al máximo el consumo, en relación con la parte operativa del mismo.
Hoy quisiera referirme a esta última y también tendremos que hacer una aclaración, una cosa es referirse a cálculos teóricos calculados con una extensa serie de supuestos y que es sólo estimativo y otra muy distinta es dotar a la embarcación de una herramienta para poder medir de forma precisa el consumo. Y a partir de ahí actuar en la optimización y reducción del consumo.
Algunos de los datos que se tienen en cuenta en los cálculos teóricos son:
Estado y desplazamiento del buque: buque nuevo, casco sucio o limpio, plena carga
Condición del tiempo y estado del mar
Poder calorífico y Densidad del combustible
Perfil operativo del buque
Es obvio que una especificación incompleta de estos valores puede conducir a diferencias en los cálculos.
Si personas diferentes hacen el cálculo del consumo de combustible para un buque dado, en el caso de no disponer de una completa información, llegarán a distintos resultados.
Una fuente de reducción puede ser, por ejemplo, el disminuir la velocidad de la embarcación.
Los Capitanes pueden optimizar el consumo ajustando la carga del motor hasta conseguir trabajar de la forma lo más eficiente posible, pero para ello debemos conocer el consumo para decidir qué velocidad nos es más conveniente en cada momento.
En el caso de buques de pesca, pueden considerarse situaciones como poder comparar el nivel de capturas en arrastre con diferentes artes de pesca, y el consumo que ha significado cada caso.
También puede darse el caso, en la captura, de llegar al banco a máxima velocidad, y por supuesto, a máximo consumo. Un pequeño ajuste en la velocidad puede significar un ahorro importante.
Para conseguir ahorros que mejoren la competitividad, es imprescindible saber en cada momento, en qué y cómo se gasta el combustible. Este ahorro reducirá los costes de explotación.
Existen posibilidades ciertas de ahorrar en el consumo de combustibles. Pero para poder tomar decisiones acertadas en cuanto a ahorro, primero debe realizarse una medición precisa de dicho consumo. De hecho, la medida de consumo será la herramienta que nos llevará al ahorro.
No hay comentarios :
Publicar un comentario