Muchas veces nos encontramos ante la posibilidad de tener que reemplazar una batería. En un mundo donde los conocimientos técnicos son cada vez más específicos, no resultan extrañas nuestras dudas ante la avalancha de especificaciones relacionadas con su desempeño que aparecen en los folletos o que nos describen los vendedores.
Existen normas que, específicamente, se refieren al desempeño del producto que nos interesa, otras se refieren a sus características de seguridad al operarlo (lo que no necesariamente está relacionado con el cumplimiento de nuestras expectativas en cuanto a desempeño) y, por último, un tercer conjunto se refiere al sistema de gestión de la empresa que las fabrica, ya sea en lo que hace a cuestiones de calidad, medio ambiente o seguridad e higiene laboral.
Veamos algunos ejemplos:
Es muy frecuente que, al relacionarnos con un fabricante, hoy en día, se nos explique que su empresa “ha certificado la norma ISO 9001”. Esta es una norma que se refiere al desempeño del sistema de gestión de calidad de la empresa.
Por ser una norma general referente a instituciones (se puede aplicar a una empresa comercial o a un club deportivo), nada nos asegura que los productos fabricados o servicios brindados cumplan con determinadas especificaciones técnicas.
Lamentablemente, una empresa puede tener una excelente gestión y, sin embargo, fabricar productos que no cumplan con nuestras necesidades o, peor aún, que a la hora de utilizarlos traigan aparejado algún riesgo para la salud o la seguridad de las personas.
Lo inverso también podría ser válido, es decir: una empresa puede fabricar productos con excelentes materiales, muy buen desempeño y sumamente seguros, pero que presentan fallas prematuras, difieren en su terminación o con un servicio postventa que no existe.
En otras palabras, deberíamos tener en claro qué es lo que estamos pretendiendo para poder evaluar si las normas que nos ofrecen son las que realmente necesitamos.
La expresión “ha certificado” significa que un tercero verificó, mediante una auditoria, que los preceptos de la norma, efectivamente, se cumplen. Y obviamente, no tiene el mismo valor que la empresa lo afirme o que un tercero independiente sea quien lo declare.
Si al conversar con el fabricante, nos aclara que el producto por el que estamos interesados cumple con una norma IEC, estaremos en presencia de algo mucho más específico.
Nuevamente, aclaremos que la declaración del fabricante tendrá mucho más valor si este cumplimiento ha sido verificado con ensayos realizados en un laboratorio o institución independiente y de prestigio reconocido, por lo que no se trata de una mera “auto-declaración”.
También, resulta muy claro que si, además de cumplir con normas específicas sobre desempeño del producto, el fabricante nos aclara que la empresa cuenta con una certificación de su sistema de gestión de la calidad, podremos estar seguros que sus procesos están bajo control y que si compramos un producto hoy y otro el mes que viene, su calidad será idéntica.
Avancemos un paso más ahora y supongamos que, se trata de evaluar lo que podría ocurrir con nuestro producto en caso de un incendio. Sería el caso de una batería pequeña instalada en una luminaria de emergencia.
Al examinar el folleto con las características técnicas, el fabricante debería decirnos que el mismo cuenta con una certificación de UL. En ese caso, dado el reconocido prestigio de esta institución, logrado a lo largo de más de 100 años de dedicación a los temas de seguridad en productos eléctricos, podremos estar seguros que la batería no contribuirá de ninguna manera a la propagación de llamas, en caso de un incendio en el local o un calentamiento anormal de la luminaria.
Encontraremos normas nacionales y normas internacionales.
Entre las primeras, mencionaremos las IEEE (de Estados Unidos), las BSI (del Reino Unido), DIN (de Alemania) y JIS (de Japón).
Y entre las segundas, las IEC e ISO.
Referencias:
BSI:
Siglas en inglés del Instituto Británico de Normas (British Standards Institute).
www.bsi-global.com
DIN:
Siglas en alemán del Instituto Alemán de Normas (Deutsches Institut für Normung).
www.din.de
IEEE:
Siglas en inglés del Instituto de Ingenieros Electricistas y Electrónicos de Estados Unidos, la mayor organización profesional representativa de los ingenieros a nivel mundial (Institute of Electrical and Electronics Engineers).
www.ieee.org
ISO:
Siglas en inglés de la Organización Internacional para la Estandarización (International Standards Institution), con sede en Ginebra (Suiza).
www.iso.org
IEC:
Siglas en inglés del Comité Internacional de Electrotécnica (Internacional Electrotechnical Committee), con sede en Ginebra (Suiza).
www.iec.ch
JIS:
Siglas en inglés de las Normas Industriales Japonesas (Japanese Industrial Standards) publicadas por la JSA, Asociación Japonesa de Normas (Japanese Standards Association).
www.jsa.or.jp
UL:
Siglas en inglés del Underwritters Laboratories, institución fundada en 1894 por las compañías de seguros de USA para que se abocara a especificar la seguridad de los productos como una forma de poder acotar el riesgo asumido al otorgar una póliza de seguros.
www.ul.com
Fuente VZH baterías industriales
Existen normas que, específicamente, se refieren al desempeño del producto que nos interesa, otras se refieren a sus características de seguridad al operarlo (lo que no necesariamente está relacionado con el cumplimiento de nuestras expectativas en cuanto a desempeño) y, por último, un tercer conjunto se refiere al sistema de gestión de la empresa que las fabrica, ya sea en lo que hace a cuestiones de calidad, medio ambiente o seguridad e higiene laboral.
Veamos algunos ejemplos:
Es muy frecuente que, al relacionarnos con un fabricante, hoy en día, se nos explique que su empresa “ha certificado la norma ISO 9001”. Esta es una norma que se refiere al desempeño del sistema de gestión de calidad de la empresa.
Por ser una norma general referente a instituciones (se puede aplicar a una empresa comercial o a un club deportivo), nada nos asegura que los productos fabricados o servicios brindados cumplan con determinadas especificaciones técnicas.
Lamentablemente, una empresa puede tener una excelente gestión y, sin embargo, fabricar productos que no cumplan con nuestras necesidades o, peor aún, que a la hora de utilizarlos traigan aparejado algún riesgo para la salud o la seguridad de las personas.
Lo inverso también podría ser válido, es decir: una empresa puede fabricar productos con excelentes materiales, muy buen desempeño y sumamente seguros, pero que presentan fallas prematuras, difieren en su terminación o con un servicio postventa que no existe.
En otras palabras, deberíamos tener en claro qué es lo que estamos pretendiendo para poder evaluar si las normas que nos ofrecen son las que realmente necesitamos.
La expresión “ha certificado” significa que un tercero verificó, mediante una auditoria, que los preceptos de la norma, efectivamente, se cumplen. Y obviamente, no tiene el mismo valor que la empresa lo afirme o que un tercero independiente sea quien lo declare.
Si al conversar con el fabricante, nos aclara que el producto por el que estamos interesados cumple con una norma IEC, estaremos en presencia de algo mucho más específico.
Nuevamente, aclaremos que la declaración del fabricante tendrá mucho más valor si este cumplimiento ha sido verificado con ensayos realizados en un laboratorio o institución independiente y de prestigio reconocido, por lo que no se trata de una mera “auto-declaración”.
También, resulta muy claro que si, además de cumplir con normas específicas sobre desempeño del producto, el fabricante nos aclara que la empresa cuenta con una certificación de su sistema de gestión de la calidad, podremos estar seguros que sus procesos están bajo control y que si compramos un producto hoy y otro el mes que viene, su calidad será idéntica.
Avancemos un paso más ahora y supongamos que, se trata de evaluar lo que podría ocurrir con nuestro producto en caso de un incendio. Sería el caso de una batería pequeña instalada en una luminaria de emergencia.
Al examinar el folleto con las características técnicas, el fabricante debería decirnos que el mismo cuenta con una certificación de UL. En ese caso, dado el reconocido prestigio de esta institución, logrado a lo largo de más de 100 años de dedicación a los temas de seguridad en productos eléctricos, podremos estar seguros que la batería no contribuirá de ninguna manera a la propagación de llamas, en caso de un incendio en el local o un calentamiento anormal de la luminaria.
Encontraremos normas nacionales y normas internacionales.
Entre las primeras, mencionaremos las IEEE (de Estados Unidos), las BSI (del Reino Unido), DIN (de Alemania) y JIS (de Japón).
Y entre las segundas, las IEC e ISO.
Referencias:
BSI:
Siglas en inglés del Instituto Británico de Normas (British Standards Institute).
www.bsi-global.com
DIN:
Siglas en alemán del Instituto Alemán de Normas (Deutsches Institut für Normung).
www.din.de
IEEE:
Siglas en inglés del Instituto de Ingenieros Electricistas y Electrónicos de Estados Unidos, la mayor organización profesional representativa de los ingenieros a nivel mundial (Institute of Electrical and Electronics Engineers).
www.ieee.org
ISO:
Siglas en inglés de la Organización Internacional para la Estandarización (International Standards Institution), con sede en Ginebra (Suiza).
www.iso.org
IEC:
Siglas en inglés del Comité Internacional de Electrotécnica (Internacional Electrotechnical Committee), con sede en Ginebra (Suiza).
www.iec.ch
JIS:
Siglas en inglés de las Normas Industriales Japonesas (Japanese Industrial Standards) publicadas por la JSA, Asociación Japonesa de Normas (Japanese Standards Association).
www.jsa.or.jp
UL:
Siglas en inglés del Underwritters Laboratories, institución fundada en 1894 por las compañías de seguros de USA para que se abocara a especificar la seguridad de los productos como una forma de poder acotar el riesgo asumido al otorgar una póliza de seguros.
www.ul.com
Fuente VZH baterías industriales
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