En general, en la mayoría de las organizaciones, la labor del departamento de mantenimiento se considera “pasiva e inevitable”.
Está orientada a la resolución de los problemas que generan incidencias a corto plazo en el plan de producción. Se admite como principio inevitable que los elementos se deterioren de forma sorpresiva.
Bajo este enfoque, lo que suele ocurrir es que se destinan más recursos al mantenimiento de los equipos, de los que serían realmente necesarios en otras condiciones. Además dichos recursos no están lo suficientemente controlados, y por tanto acaban no siendo eficaces ni eficientes para los objetivos de rendimientos previstos para las instalaciones.
Sin embargo, cada vez con mayor frecuencia, se imponen sistemas que contemplan la “Función de Mantenimiento” con la visión estratégica de erradicar los problemas desde la base, y no esperar a que acontezcan para actuar sobre ellos.
Nace el concepto de “Mantenimiento Proactivo”
Estos sistemas sólo son viables si existe detrás una organización adecuada de los recursos disponibles, una planificación de las tareas a realizar durante un periodo de tiempo, un control exhaustivo del funcionamiento de los equipos que permita acotar sus paradas programadas y el coste a él inherente, y una motivación de los recursos humanos destinados a esta función.
Sin esta organización orientada a la prevención del mantenimiento, evaluar a priori el coste que representa la gestión del mantenimiento, resulta una tarea extremadamente difícil para la mayor parte de las organizaciones, sean del sector que sean.
En consecuencia, nos encontramos ante departamentos de mantenimiento mal organizados, personal del departamento con escasa o nula motivación ante la labor que realizan, unos tiempos excesivos de reparación de instalaciones, unos tiempos de paro demasiado largos de las líneas de producción y unos responsables de los propios departamentos de mantenimiento que difícilmente pueden controlar y gestionar adecuadamente su propia área de responsabilidad. Todo esto supone, en la mayoría de las ocasiones, un coste desproporcionado para la empresa.
¿Por dónde empezar a actuar?
Es aconsejable la realización de un Diagnóstico de la Situación Actual que permita identificar exactamente los puntos débiles y las oportunidades de mejora del departamento, con el fin de asentar las bases de un Plan de modernización futuro.
Posteriormente se debe implementar un Sistema de Optimización de la Gestión Global de Mantenimiento que actúe de forma integradora de las personas y de los recursos que se le asignen, junto con unos Indicadores y Objetivos que permitan que dicho sistema evolucione bajo la perspectiva de la Mejora Continua.
De esta forma podremos disponer de un Método para el análisis de la función de mantenimiento de las instalaciones y de la propia gestión.
Norberto Sánchez
Técnico Constructor Naval
Jefe de Máquinas
Está orientada a la resolución de los problemas que generan incidencias a corto plazo en el plan de producción. Se admite como principio inevitable que los elementos se deterioren de forma sorpresiva.
Bajo este enfoque, lo que suele ocurrir es que se destinan más recursos al mantenimiento de los equipos, de los que serían realmente necesarios en otras condiciones. Además dichos recursos no están lo suficientemente controlados, y por tanto acaban no siendo eficaces ni eficientes para los objetivos de rendimientos previstos para las instalaciones.
Sin embargo, cada vez con mayor frecuencia, se imponen sistemas que contemplan la “Función de Mantenimiento” con la visión estratégica de erradicar los problemas desde la base, y no esperar a que acontezcan para actuar sobre ellos.
Nace el concepto de “Mantenimiento Proactivo”
Estos sistemas sólo son viables si existe detrás una organización adecuada de los recursos disponibles, una planificación de las tareas a realizar durante un periodo de tiempo, un control exhaustivo del funcionamiento de los equipos que permita acotar sus paradas programadas y el coste a él inherente, y una motivación de los recursos humanos destinados a esta función.
Sin esta organización orientada a la prevención del mantenimiento, evaluar a priori el coste que representa la gestión del mantenimiento, resulta una tarea extremadamente difícil para la mayor parte de las organizaciones, sean del sector que sean.
En consecuencia, nos encontramos ante departamentos de mantenimiento mal organizados, personal del departamento con escasa o nula motivación ante la labor que realizan, unos tiempos excesivos de reparación de instalaciones, unos tiempos de paro demasiado largos de las líneas de producción y unos responsables de los propios departamentos de mantenimiento que difícilmente pueden controlar y gestionar adecuadamente su propia área de responsabilidad. Todo esto supone, en la mayoría de las ocasiones, un coste desproporcionado para la empresa.
¿Por dónde empezar a actuar?
Es aconsejable la realización de un Diagnóstico de la Situación Actual que permita identificar exactamente los puntos débiles y las oportunidades de mejora del departamento, con el fin de asentar las bases de un Plan de modernización futuro.
Posteriormente se debe implementar un Sistema de Optimización de la Gestión Global de Mantenimiento que actúe de forma integradora de las personas y de los recursos que se le asignen, junto con unos Indicadores y Objetivos que permitan que dicho sistema evolucione bajo la perspectiva de la Mejora Continua.
De esta forma podremos disponer de un Método para el análisis de la función de mantenimiento de las instalaciones y de la propia gestión.
Norberto Sánchez
Técnico Constructor Naval
Jefe de Máquinas
No hay comentarios :
Publicar un comentario