El motor y
turbosoplante son mutuamente dependientes; el turbo fue diseñado en cooperación
con el fabricante del motor para adaptarlo a la tarea que éste debe cumplir.
Los turbos son máquinas
tremendamente sencillas, pero que requieren de un gran cuidado en su
mantenimiento. En general su peor enemigo es la suciedad, que en la mayoría de
los casos es motivada por las pérdidas de gases en los colectores de escape,
que son succionados por las turbinas (compresor), o bien por mala combustión, y
consecuentemente, depósito carbonoso en los álabes o en las directrices.
Para garantizar que la vida
útil del turbo se corresponda con la del motor, deben cumplirse de forma
estricta las siguientes instrucciones de mantenimiento del motor que
proporciona el fabricante:
• Intervalos de cambio de aceite.
• Mantenimiento del sistema de filtro de aceite.
• Control de la presión de aceite.
• Cambio del filtro de aire en cada cambio de aceite.
No
culpe precipitadamente al turbosoplante cuando las cosas andan mal
Si el motor no funciona de
forma correcta, no se debe dar por asumido que la falla viene provocada por el
turbosoplante.
Muchas veces se
desmonta un turbosoplante en perfectas condiciones para repararlo por una
sospecha de falla cuando en realidad la falla no se encuentra en
éstos, sino en el motor o en la inyección.
Solamente tras verificar todos estos puntos se debe revisar la presencia de
fallas en el turbo.
El 90% de todas las fallas que se producen
en los turbos se debe a las siguientes causas:
• Penetración de cuerpos extraños en la turbina o en el compresor.
• Suciedad en el aceite.
• Suministro de aceite poco adecuado (presión de aceite/sistema de filtro).
• Altas temperaturas de gases de escape (sistema de arranque/sistema de
inyección).
La ingestión de objetos extraños destroza o deforma
los álabes de las ruedas de turbina y compresora, ocasionando desbalanceo,
inestabilidad rotacional y finalmente averías en los sellos y cojinetes.
El aceite contaminado
causará ralladura en el eje y los cojinetes, tapará los orificios de paso del
aceite lo que producirá grandes pérdidas de aceite.
La falta de aceite va
a aparecer primero como avería de los cojinetes lo que conducirá a rozamiento
de la rueda, avería en los sellos y aún rotura del eje.
Siguiendo las
instrucciones en el manual de servicio del fabricante del motor en cuanto al
mantenimiento de los sistemas de entrada de aire y filtrado de aceite se pueden
evitar las averías por ingestión de objetos extraños y aceite contaminado.
Quería
comentar sobre una avería que siempre escuchamos y que pocas veces podemos
verla personalmente.
En las fotos podremos ver cómo
afecta a las paletas de la turbina el desprendimiento de algún trozo de
material, que, a través del escape, impacta sobre las paletas del
turbosoplante.
Ataque las fallas antes de que éstas empiecen
Al notar una pérdida
de aceite, una vibración no usual o un sonido no acostumbrado que provenga del
turbo, detenga el motor.
El inconveniente puede
ser fácil de corregir en ese momento, pero si se permite que continúe, puede
llegar a ser necesaria una reparación costosa.
Puesto que el
turbosoplante funciona a muy altas velocidades, la más pequeña falla puede ser
transmitida a través del conjunto rotante a otras partes, cojinetes, sellos,
etc.
El problema puede
complicarse aún más cuando se incrementan las velocidades y cargas del motor. A
altas velocidades, por ejemplo, un turbosoplante desprovisto de aceite puede
sufrir daño en sus cojinetes en solo unos pocos segundos.
En el gráfico
podemos ver las fallas más comunes de los turbos, sus causas y soluciones:
Norberto Sánchez
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