Según estudios del International Transport Forum
(ITF) de la OCDE, en 2005 (Fig. 1), el 45,4% de las emisiones totales de gases de
efecto invernadero generadas por el hombre, se debieron a la generación de energía, actividad que es, con gran
diferencia, la principal emisora de estos gases.
En segundo lugar figura el transporte en su conjunto, con un 23%, seguido de la Industria y Construcción (19,1%).
Todos los demás sectores sumaban un 12,2%.
Dentro de esos 23 puntos atribuidos al transporte, la cuota
más importante corresponde, con gran diferencia, al
transporte por carretera (17 puntos, un 73,9% de las emisiones del transporte) y 2,7 puntos (11,7% del sector
transportes) al transporte marítimo.
Según el mismo estudio, el transporte
marítimo genera sólo un 2,4% de las emisiones mundiales totales de CO2
producidas por el hombre. Otros estudios internacionales más recientes atribuyen al transporte
marítimo cuotas ligeramente superiores, que oscilan entre un 2,7% y hasta un 3,9%.
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Figura 1 |
En un estudio de 2008, el ITF (OCDE)
estimó la evolución
previsible de las emisiones
de los diferentes modos de transporte entre 2000 y 2050.
La Figura 2 ilustra las conclusiones de este estudio, en términos de
millones de toneladas equivalentes de CO2.
La curva azul claro que
representa al transporte marítimo (water-borne) prácticamente se superpone, a
lo largo de todo el periodo considerado, con la marrón de “Otros modos de transporte”, experimentando el menor crecimiento de
todos los modos.
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Figura 2 |
El verdadero problema: Los vehículos ligeros generan (43,3%) más de 4 veces las
del transporte marítimo (10,3%).
La Figura 3 recoge los mismos resultados de la figura anterior en
forma numérica y en porcentaje de las emisiones totales de CO2 del transporte.
Cabe señalar que, mientras en 2010 el
transporte
marítimo generó el 10,3%
del CO2 emitido por el transporte, este porcentaje se espera disminuya en 2050
al 8,0%.
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Figura 3 |
Por el contrario, el transporte
aéreo, que tenía en 2010 una cuota del 14,8%, se
espera que crezca hasta el 23,0%.
A lo largo de todo el periodo, los camiones de carga mantendrían
sensiblemente una cuota de entre el 23 y 24%.
Finalmente, los coches privados y furgonetas (Vehículos Ligeros, Light
Duty Vehicles, LDV), que suponen actualmente el 41,9%, se espera
reduzcan su cuota hasta el 36,5% en 2015.
En todo caso, el transporte por carretera (suma de
camiones y vehículos ligeros) generó en 2010 el 65,3% de las
emisiones totales del transporte y sólo
reducirá su cuota al 59,9% en 2050.
¿Deberíamos deducir de estas cifras que
las emisiones del transporte marítimo son comparativamente menores, y que al
estar además previsto que su participación en las emisiones totales se reduzca,
no debemos preocuparnos por ellas?
Dentro del reto global, aceptado por la sociedad, de que todos los
sectores productivos contribuyan, de
una forma equilibrada, a la
reducción de las emisiones de CO2, el
transporte marítimo debe también asumir su cuota parte.
De hecho, aunque hasta ahora el transporte marítimo está excluido del
ámbito de aplicación de la Convención Marco de la ONU contra el Cambio Climático
(UNFCC), el sector marítimo tiene
plenamente asumido el compromiso de aportar una contribución real y efectiva en la medida de sus posibilidades.
En consecuencia, el objetivo realista del sector debe ser,
principalmente, reducir
las emisiones específicas en gr CO /(t x milla).
Al plantearse una regulación del sector, es imprescindible conocer el
punto del que parte el transporte marítimo en materia de eficiencia específica.
Muchos estudios demuestran que el buque es, con gran diferencia, el medio de transporte más eficiente en el uso de la energía.
El consumo de combustible por t x km de un buque tanque pequeño, de
sólo 3.000 toneladas de peso muerto, es hasta 4 veces inferior que el
equivalente al transporte por carretera y la mitad que el de un tren
transportando graneles sólidos.
Comparándolo con el de un portacontenedores
pequeño, por ejemplo, de unos 1.200 teu (frente a los más de 10.000 teu de los buques que se
construyen actualmente), llega a ser hasta
10 veces menor que el del transporte por carretera.
Los recursos técnicos que puede aplicar el transporte marítimo para
reducir aún más sus emisiones unitarias (por t x km) se pueden clasificar en
los siguientes grupos:
1. Apurar al máximo el efecto de las
economías de escala.
Al aumentar el tamaño al doble, los costes no se duplican. Para mayor porte, el
coste de transporte por t x km es menor.
2. Aumentar rendimiento de la
maquinaria, tanto principal
(propulsión) como auxiliar (generación de electricidad a bordo).
3. Optimizar la hidrodinámica de casco
y hélice (dimensionamiento, formas
de la carena, proyecto hélice, etc.).
4. Optimizar la gestión operacional: velocidad operativa, calados/trimado,
selección de ruta en función del estado de la mar, etc.).
5. Reducir la velocidad.
En un próximo post me referiré a estos
5 puntos
Fuente: ANAVE